PODEROSO ES TU NOMBRE
Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.
Ezequiel 37.7
Pronunciamos tu nombre y se conmueven, se despiertan a tu justicia los cimientos de muchas generaciones.
Todo se silencia para oír el Nombre que es sobre todo nombre en el cielo, en la tierra y bajo la tierra.
Pronunciamos tu nombre y los tobillos de los cojos se afirman, se posicionan al diseño y obedecen .
Tu nombre llena de perfume grato cada rincón de la tierra cada espacio de nuestra alma.
Declaramos tu nombre y es tu nombre que nos conecta a tu voz abriendo las puertas de nuestros oídos para entre el poder de tu nombre como hisopo bien profundo limpiando, sanando y restaurando cada tímpano y todas las áreas de nuestros oídos.
Tu nombre es anunciado y tiembla lo seco y separado siendo arrancado de las fosas de la muerte. Nuestros labios te nombran y se produce una explosión que desprende las cubiertas de bronce abriendo los pozos de desesperación y sin esperanza , volviendo a vida lo que estaba muerto.
El profeta Ezequiel conoció ese ruido, experimentó ese temblor y los huesos también, oyeron cuando fueron abiertas las cárceles profundas y vinieron a la luz , a la vida y se unió cada hueso con su hueso.¡ Aleluya!
Cuánto más hoy harás Jesús si pronunciamos tu nombre. Cuánto más Jesucristo harás si declaramos la potencia de tu nombre creyendo y confiando.
Aunque tiemblen los montes dice tu palabra no temeremos, porque tu nombre hace temblar lo muerto para traerlo a resurrección. ¡Pronunciamos tu nombre Señor!
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