PERDONAR

 

                                                                            PERDONAR

Fue por la fe que Moisés salió de la tierra de Egipto sin temer el enojo del rey. Siguió firme en su camino porque tenía los ojos puestos en el Invisible.

Hechos 11.27

Cuando empezamos a caminar con el Señor somos alumbradas para ver esas áreas que aun no fueron sanadas y necesitan ser tratadas por la mano de Dios.

Nada más difícil cuando nosotros mismos no queremos ver,  cuando elegimos como opción de escape lo que se conoce como "hacer oído sordo".

Dios nos entiende y nos espera en esos procesos que no queremos enfrentar por dolor, por vergüenza, por falta de valor o solo por no frustrarnos.

A quién le gusta frustrarse? A nadie. Nos gusta hacer y  recibir algo, o una palabra de aceptación.

Pero a veces es hacer desde el silencio dónde nadie más lo sabe, sólo vos y Dios. Es cuando decidimos perdonar. Se puede perdonar por que perdonar es una decisión no un sentimiento.

¿Quién se entera que perdonaste? ¿Quién se entera del dolor que fue recordar otra vez y soltar? 

¿Quién ve esas lágrimas de impotencia perdonando algo que para nosotros no fue justo que nos pasara?

El perdón es vida. Nos conviene a nosotras. Nos sana. Nos sana por dentro y por fuera. Es el rastrillo que quita raíces viejas de amargura y dolor.

Sabes que por no querer perdonar la mente se enferma? Y también tu cuerpo.

Merecemos perdonar para experimentar la libertad de tener gozo en nuestras vidas. Cuando perdonamos cortamos ese nexo a la situación de dolor, mientras no perdonamos recordamos y recordamos , porque estamos unidas a esa situación. Al perdonar se corta esa unión, ese nexo, esa ligadura, esa atadura a esa angustia y si aunque lloremos cuando decidimos perdonar sabemos que son aguas amargas que salen.

Perdonar no es que nunca más te vas a acordar, por que no es olvidar, es recordar  pero sin dolor. Podrás contarlo y no se hará el nudo en la garganta ni el remolino en el estómago.

No sentirás ira, ni enojo ni bronca. Por que eso que valoraste  injusticia con tu perdón fue quitada.

Dios si mira tu perdón, y tus lágrimas. Luego en tu vida manifestando emociones saludables verás los frutos del perdón y otros podrán disfrutar de lo bello y poderoso que Dios depositó en vos.

Cuando no perdonamos nuestras aguas están amargas, nadie querrá beberlas y quien las beba, sobre todo en nuestro hogar serán contaminados de amargura y dolor, porque cuando cargamos falta de perdón también cargamos ira, violencia, impulsividad que nos daña y dañamos al entorno.

Salí de ese Egipto, de ese faraón, de esa esclavitud que estás por la falta de perdón. Sosténete  mirando al Invisible que se hace visible cuando tienes paz en medio de una tormenta, cuando oras y hallas respuestas, cuando amas y sos correspondida, y tanto más de las formas que Dios se hace visible. 

El perdonar es una forma de Dios de hacerse visible. Dios nos perdonó tanto y tanto en su amor . Por qué negarnos a perdonar?

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