Fortaleza y refrigerio de nuestra alma es Dios.
Cuando nuestra espera es creyendo, con fe, no hay cansancio, porque la fe del Hijo se renueva en fuerzas nuevas y nos da certeza y convicción de lo que no se ve.
Levantamos alas como las águilas y volamos alto , bien alto sobre toda adversidad.
Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:29-31 RVR1960
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