DERRAMÉ MI ALMA DELANTE DE JEHOVÁ
Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
1 Samuel 1.14
Hay situaciones donde parece se nos escapa el alma porque se nos acaban las palabras y es cuando su Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles, que no se pueden pronunciar, que no tenemos palabras, porque es cuando el corazón habla.
El apóstol Pablo lo diría en su carta a los romanos como el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad.
Ana, atribulada, angustiada, afligida y entristecida se presentó al Señor con su debilidad y Dios se hizo fuerte. Vació sus depósitos de amargura llorando largamente para llenarse de la vida del Espíritu y de fe.
No dejes de creer. Clama con el alma. Deja el corazón hable. Gime delante del Padre , él es fiel y verdadero y llega siempre a tiempo.
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