TODA GRACIA
Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
1 Pedro 5.10
No son eternas las aflicciones. Dios nos libra de todas ellas (Salmos 34.19).
Es Dios de toda gracia y por esa gracia somos sostenidos y fortalecidos para avanzar en pos de llegar a la meta. Corramos la carrera para obtener el premio que es eterno y es la gracia de Dios que nos lleva de la mano y nos levanta en cada caída.
Parte de las situaciones que sufrimos tienen que ver con la disciplina a nuestro cuerpo para así correr para obtener el premio y no haber corrido en vano. Nuestro entrenamiento nos lleva a llegar a la meta y obtener el premio eterno que permanece. (1 Corintios 9.24).
Dios mismo , aunque hoy no lo veamos, nos fortalecerá para vivir el proceso de ser perfeccionados y establecidos en la fe del hijo, la fe que agrada a Dios.
Su gracia levanta nuestras alas para volar alto y sobrepasar toda circunstancia. Su gracia nos lleva a posicionarnos por arriba de las tormentas.
